Frente a la polémica en torno a «Las mil y una noches»

Binbir_Gece_coverEn las últimas semanas, de forma creciente, han proliferado en las redes sociales afirmaciones,opiniones y demandas acerca de la transmisión por parte de Canal 13 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de “Las mil y una noches”. Esta producción turca, titulada en su idioma original “Binbir Gece” (Noches Árabes) retoma algunos elementos de uno de los legados más bellos a la humanidad que haya dado lo que en Occidente conocemos como “Medio Oriente”, como la historia marco de la astuta Sherezade, quien comparte el nombre en ambas ficciones, y relatos que se introducen de forma tangencial a la trama en la mayoría de los casos. Más allá de esto, se trata de un exponente de lo que en Latinoamérica conocemos como melodrama, que transcurre principalmente en Estambul.

Producida por la empresa TMC, originalmente dedicada a la distribución de contenidos, sus tres temporadas fueron emitidas en Turquía entre 2006 y 2009 por Kanal D, y posteriormente fue comercializada en algunas de las plazas fuertes de la producción de contenidos de Turquía. Sin embargo, a partir de la adquisición del producto por parte del canal chileno Mega, en principio interesado en su adaptación, posteriormente optaría por el doblaje de las “latas”. A partir de su éxito rotundo, y su ascenso en audiencia desde su primera emisión, otros mercados latinoamericanos, subcontinente consumidor y productor de telenovelas en gran parte de sus países, se abrieron paso a “Las mil y una noches”. En la mayoría de los casos, y nuestro país no será la excepción, el producto ha recorrido el camino de cualquier producto de la Industria Cultural, y ha generado promociones para viajes, visitas de los protagonistas y recorrida por programas locales, y la apertura de nuevas plazas para los productos audiovisuales de origen turco.

A partir de su emisión en Argentina (es un producto que retransmiten varios canales provinciales) con un notable desempeño en la audiencia que ha superado los 18 puntos en la magra pantalla de verano y ha merecido un cambio de horario hacia el Prime Time, se han dado una serie de hechos asociados a la necesidad de rentabilizar esta “lata” lo máximo posible. Esta necesidad de valorizar su emisión, que es la que en un principio la llevó a ser colocada por TMC en mercados internacionales, una vez adquirida por Canal 13 necesita proveer material a otras zonas de la grilla. No nos referimos solamente al resumen dominical de lo transcurrido en la semana, sino a los programas de formato magazine, que durante el día y la tarde otorgan un espacio importante a tratar temas de esa telenovela.

En estos programas no se trata únicamente sobre el argumento, sino que se describe a la sociedad turca desde una perspectiva que apunta a valorizarla desde aspectos turísticos y culturales, y por supuesto se omite mostrar aspectos negativos que perjudicarían la lógica comercial. Una mirada parcial de la realidad que evita mostrar a un Estado y gobierno represor en la Plaza Tacsim, que tiene el triste récord de ser el país con mayor cantidad de periodistas presos, que oprime a minorías como la kurda, que no tiene escrúpulos en bloquear Facebook o Twitter frente a escándalos políticos para evitar la difusión de las críticas opositoras. Turquía es, en estos programas, alfombras, café, música y relaciones parentales fuertes. Todo esto es producción íntegramente local.

Para los descendientes de armenios en general, el 2015 es principalmente el año del Centenario del Genocidio cometido por el Imperio Otomano, actual Turquía. Esta visión acaramelada de Turquía que se exhibe a partir de la transmisión de la telenovela y su éxito como punto de partida, ha generado reacciones de diferente naturaleza. En algunos casos, la indignación ha conducido hacia comentarios negativos contra el pueblo turco, hecho que repudiamos ya que entendemos que la responsabilidad es del Estado turco y no de su pueblo que también es víctima de las políticas de negación y por décadas ha sido privada del derecho a conocer su historia. Asimismo, ha habido reacciones que ante las críticas de descendientes de armenios han invitado a todos “a volver al país de sus ancestros”, como ocurre con tantas comunidades estigmatizadas en nuestro país, siendo ésta la forma más leve de las muestras de intolerancia registradas.

eryalDesde el Consejo Nacional Armenio ignoramos si existe una intencionalidad en la transmisión durante el 2015 de “Las mil y una noches” en lugares con fuerte comunidad armenia como en Argentina y Uruguay. Lo que sabemos, porque lo han explicitado, es que Erdogan y Aliyev, presidentes de Turquía y Azerbaiyán respectivamente, están realizando todos los esfuerzos necesarios para “acabar con la mentira del genocidio armenio”. Sabemos que el Estado turco ha definido conmemorar el Centenario de la Batalla de Gallipoli (una conmemoración nacional turca que se celebra en el mes de marzo) el 24 de abril, invitando a 102 naciones entre ellas a Armenia, invitación que naturalmente el presidente armenio Serzh Sargsian rechazó. Sabemos que los esfuerzos están orientados desde ese lobby a mostrar a los armenios, y en particular a su diáspora, como un pueblo intransigente e incapaz de avanzar hacia una reconciliación que implique aceptar la visión negacionista.

Frente a este escenario, desde el CNA creemos que el problema con “Las mil y una noches” no radica en su emisión ni en su audiencia. Más allá de las intenciones que puedan o no tener desde el Canal, la forma de retratar Turquía en sus magazines niega todo conflicto, no solo el genocidio armenio y su perpetración a través del negacionismo, sino la conflictividad con otros pueblos y con diferentes sectores de la sociedad y su rol en el marco del avance del Estado Islámico. Todo esto es funcional a la estrategia de Erdogan, en la medida en que esta imagen coincide con la que se esfuerza por proyectar hacia el mundo, especialmente este año. Asimismo, las expresiones negativas por parte de descendientes de armenios también son funcionales a su estrategia, en la medida que exhibe a “los armenios” como necesita mostrarlos. Debemos trabajar para que el mensaje sobre el genocidio llegue de forma clara, en los mismos medios donde exhiben una Turquía de fantasía, e incluyendo todo lo avanzado en el camino recorrido en todos estos años de experiencia de lucha.