El 5 de diciembre falleció Nelson Rolihlahla Mandela, a los 95 años, luego de una prolongada agonía, en compañía de sus seres queridos. Sin dudas, Mandela fue uno de los estadistas más destacados del siglo XX, y un luchador incansable contra el racismo y la intolerancia a lo largo de toda su vida. Su tarea política, desarrollada desde temprana edad, y durante 27 años desde la prisión, estuvo orientada a la supresión del apartheid, una forma de segregación racial institucionalizada en Sudáfrica por más de cuatro décadas. No obstante, su lucha contra todas las formas de discriminación traspasó las fronteras de su nación, convirtiendo a Mandela en un símbolo indiscutido de la integración en todo el mundo.
Nelson Mandela llevó adelante su pelea bajo diferentes circunstancias históricas, con distintos métodos, tanto cuando fue perseguido y encarcelado como cuando alcanzó la presidencia . Es innegable que la coherencia de su lucha estuvo dada por la búsqueda permanente de la integración, no meramente desde lo formal o lo declamativo, sino como una forma de elevar el nivel de vida de toda la sociedad, en paz, permitiendo la igualdad de oportunidades sin importar su ascendencia.
A lo largo de su vida recibió numerosas distinciones, acaso la más importante de todas ellas fuera el título honorífico de Madiba que le otorgaron los miembros de su clan, y que se extendió como forma habitual de tratamiento entre sus seguidores. Mandela recibió, entre otros, el Premio Nobel de la Paz, el Premio Lenin de la Paz,El Premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional, y fue nombrado Embajador de la Conciencia por Amnistía Internacional. Es para destacar, también, que recibió el primer Premio Sájarov para la Libertad de Conciencia, otorgado por el Parlamento Europeo, que posteriormente recibirían las Madres de Plaza de Mayo y Leyla Zana, escritora y política kurda perseguida y encarcelada por la República de Turquía.
Desde el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, entendemos que el fallecimiento de Nelson Mandela, además del dolor por su pérdida material, debe revitalizar su legado político para todos aquellos que luchan por alcanzar una sociedad integrada y justa. Su entrega absoluta a la causa de su pueblo, hasta el último de sus días, y su solidaridad permanente y consecuente hacia todas las naciones, explican por qué hoy en todo el mundo se lamenta su muerte y se recuerda su vida.