En estos días de diciembre, se solapan, no casualmente, tres conmemoraciones de suma relevancia. El 9 de diciembre se cumplieron 65 años de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. Y hoy, como desde 1950, se conmemora mundialmente el Día Internacional de los Derechos Humanos y en Argentina el regreso de la democracia. El ex presidente Raúl Alfonsín definió que su asunción fuera el 10 de diciembre, para fortalecer esa conmemoración, y marcar a fuego uno de los ejes de su gobierno.
La promoción y protección de los derechos humanos encarna un marco legal fundamental luego de los horrores acaecidos durante la Segunda Guerra Mundial. Con sus alcances y limitaciones, los delitos de Genocidio, Crímenes de Lesa Humanidad, Crímenes de Guerra y Crímenes contra la paz son sancionados con el fin de resguardar a la humanidad toda.
Hito primordial en la historia de estos instrumentos de protección, las partes adoptaron la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio estableciendo específicamente que “confirman que el genocidio […] es un delito de derecho internacional que ellas se comprometen a prevenir y a sancionar”. Confirmando la existencia del delito de genocidio, las partes proyectaron el alcance de la Convención tanto sobre los genocidios futuros como sobre los pasados. En este Tratado, el aún negado genocidio contra los armenios halla su norma redentora y torna incuestionable la exigencia de reconocimiento y reparación por parte del Estado turco.
En la República Argentina, los avances en materia de derechos humanos desde el retorno de la democracia son notorios. El juicio a las juntas militares genocidas durante el gobierno de Alfonsín, y los procesos iniciados durante el gobierno de Néstor Kirchner, que permiten el actual juzgamiento a cientos de represores militares e incipientemente civiles por múltiples delitos, son los principales exponentes de la lucha por la memoria, la verdad y la justicia, llevada adelante por organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos.
Con respecto al genocidio contra los armenios, han sido estos 30 años de democracia en la Argentina decisivos para el avance de la lucha por su reconocimiento y por la reparación. Si bien es histórica la solidaridad argentina con el pueblo armenio, fue Raúl Alfonsín quien reconoció públicamente en 1987, ante la comunidad armenia, este genocidio. Otro paso decisivo fue la promulgación en 2007, durante la presidencia de Néstor Kirchner, de la ley 26.199 la cual establece el 24 de abril como “Día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos” en conmemoración del genocidio del que fue víctima el pueblo armenio.
En materia de derechos humanos, queda mucho por recorrer. Su universalidad nos impone a bregar por el ejercicio de estos derechos en todo el mundo. Sin embargo, no reconocer los avances sería en sí un retroceso para todos los que luchamos por ellos. Es por eso que desde el Consejo Nacional Armenio entendemos que este 10 de diciembre es una fecha para celebrar los 30 años ininterrumpidos de democracia en Argentina, junto a los avances en derechos humanos que se dieron durante ellos, sin olvidar que fueron posibles por el ejercicio activo de la memoria de sectores de la sociedad comprometidos con estas causas.