En la ciudad de Alepo, la más grande y más poblada de Siria, han recrudecido los ataques durante las últimas jornadas. Mientras el mundo volvía a posar su mirada en este país en función del desarrollo de elecciones, la violencia por parte de los autodenominados grupos rebeldes volvió a atentar contra la población civil. Desde el inicio del conflicto, las diferentes oficinas del Consejo Nacional Armenio han sostenido y trabajado por la resolución pacífica del conflicto y por la preservación de la integridad física de los diferentes grupos vulnerados. En Sudamérica la movilización de las comunidades armenias se ha concentrado en el apoyo moral y material a los afectados, a través de campañas humanitarias y eventos regionales como la Cena Anual desarrollada por el CNA de Sudamérica, y las colectas realizadas por HOM y Homenetmen entre otras organizaciones.
Sin embargo, cada vez más grupos terroristas afiliados a Al Qaeda, y con el apoyo de gobiernos particularmente interesados en la permanencia del conflicto, avanzan focalizadamente contra determinadas poblaciones. En particular, han lanzado cohetes en dirección al barrio “Nor Kyugh” (Nuevo Pueblo en armenio) de población mayoritariamente armenia. Ante esta situación las autoridades han declarado el área como zona de desastre.
Edificios residenciales, tiendas y empresas en Nor Kyugh han sido destruidos o parcialmente demolidos, mientras que instituciones de la comunidad armenia como el Instituto Karen Jeppe, las escuelas Zavarian, Sahakian y Zvartnots, los jardines de infantes Zavarian y Sahakian, la Iglesia Armenia Católica de la Santísima Trinidad, la imprenta Arevelk, la clínica de la Sociedad de Socorro Armenia y el Centro de Servicios Sociales han quedado total o parcialmente destruidos.
La vida en Nor Kyugh es insostenible para sus ciudadanos. Las familias, muchas de ellas descendientes de las decenas de miles de armenios que encontraron refugio como sobrevivientes del genocidio perpetrado por el Estado turco, están huyendo del barrio, algunos hacia Latakia, ciudad costera donde se han refugiado también los armenios de Kessab, el pueblo atacado por Al Qaeda con apoyo táctico de Turquía. Otros intentan relocalizarse en zonas de Alepo alejadas temporalmente de los ataques de cohetes, y una parte se está trasladando hacia los sótanos de la Iglesia San Gregorio el Iluminador, dañada a principios de esta semana como resultado de los ataques.
Desde el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica, condenamos este nuevo ataque contra la población armenia de Siria, y entendemos que son las autoridades sirias quienes deben garantizar la integridad física y el sustento material de su pueblo ante el ataque de los diferentes grupos que llevan adelante el conflicto, y aprovechan su desarrollo para desplegar sus ataques hacia poblaciones específicas, como es el caso de los armenios. Al mismo tiempo, creemos que aquellos gobiernos que bregan por soluciones pacíficas, y por el respeto de la soberanía, deben buscar un rol protagónico en este conflicto. En la medida en que este sector de la comunidad internacional no avance, se consolidan las posiciones que tienen intereses específicos en la región y que no hacen más que alimentar la violencia en beneficio propio, sin tener en cuenta la situación humanitaria ni los intereses de la población civil.