Desde el colapso de la Unión Soviética en 1991 fecha en que Armenia se independiza, ambos países no han tenido relaciones diplomáticas, y desde 1993 Turquía bloquea unilateralmente la frontera turco-armenia en solidaridad con Azerbaijan de la que espera recibir petróleo y gas, a cambio de apoyo diplomático y político para sus pretensiones.
El proceso de normalización de las relaciones entre Armenia y Turquía, y los consecuentes Protocolos inicialados por ambas cancillerías, se ha encontrado con el más terminante rechazo por parte de importantes sectores políticos de Armenia y la diáspora, que no cuestionan el intento de normalización de relaciones ni la necesidad de la apertura de las fronteras, dado que armenios y turcos están llamados a convivir en un mismo espacio geográfico. Lo que cuestionan al gobierno de Armenia es haberse sometido a las precondiciones impuestas por Turquía, las que desde el inicio de la etapa de Estado independiente venía exigiendo a los sucesivos gobiernos armenios. Son condiciones tales como: Armenia deberá cesar en la búsqueda del reconocimiento del Genocidio Armenio, reconocer las actuales fronteras entre ambos países y que Nagorno Karabaj es parte de la integridad territorial de Azerbaijan.
Los armenios del mundo decimos no a los Protocolos, que inevitablemente serán revisados por otro gobierno armenio, dado que sólo habrá reconciliación con justicia previa. Con la firma de estos Protocolos, se pierde la oportunidad histórica de acercar a dos pueblos a partir de la verdad y justicia.
Clarin, 9 de Octubre de 2009