El 26 de febrero de 1988 se inauguró un ciclo de violencia contra los armenios en las principales ciudades azerbaiyanas: Bakú, Sumgait y Kirovabad. La primera, ciudad capital del país, y las otras dos, que conforman su conurbano, supieron ser el hogar de 200.000 armenios que, a partir de ese momento, debieron buscar refugio en el extranjero. El mundo conoció estos episodios como “pogromos”, palabra rusa cuyo significado literal es “devastación” o “destrucción”, y que para los armenios se tradujo en saqueos y matanzas. Estos crímenes fueron fomentados por las autoridades y a la fecha permanecen impunes.
Las matanzas de Azerbaiyán prefiguraron la campaña de limpieza étnica desatada sobre los armenios de Nagorno Karabaj, que acabaría en una larga guerra contra sus autodefensas y que, recién en 1994, alcanzaría un frágil cese de hostilidades. De la experiencia de organizarse para frenar lo que, indudablemente, hubiese constituido un “segundo genocidio armenio”, nació la República de Nagorno Karabaj (en armenio, Artzaj).
La semana pasada, la democracia de esa joven república ofreció renovado testimonio de su voluntad de fortalecer el estado de derecho que en ella impera, mediante un referéndum de reforma constitucional que,aprobada por más del 80% de los votos, tuvo un amplio monitoreo internacional, con 104 observadores de más de 30 países.
Sin embargo, Azerbaiyán continúa negando el derecho a la paz de los armenios. Mientras sus diplomáticos demoran el acuerdo que ponga fin al conflicto en el seno del Grupo de Minsk –presidido por Rusia, EE.UU. y Francia-, Bakú abre fuego sobre las ciudades fronterizas de la República de Nagorno Karabaj. La “Guerra de los Cuatro Días” de abril del año pasado, en que Azerbaiyán dirigió un ataqué a gran escala hacia los territorios armenios (con sofisticados misiles y drones), acaba de tener su réplica más poderosa con la incursión nocturna del pasado 26 de febrero.
En este marco, convencidos de la vigencia del mandato de la Ley 26.199, que declaró el día 24 de abril de todos los años como «Día de acción por la tolerancia y el respeto entre los pueblos», en conmemoración del genocidio de que fue víctima el pueblo armenio y con el espíritu de que su memoria sea una lección permanente, el Consejo Nacional Armenio exhorta a las autoridades de la República Argentina a bregar por la paz entre los pueblos armenio y azerbaiyano, y a instar a Azerbaiyán al cese definitivo de las hostilidades contra la República de Nagorno Karabaj y su reconocimiento.