Por la mañana del miércoles 19 se celebró el décimo aniversario de la sanción de la Ley 26.199 por la que el Estado argentino reconoció el Genocidio Armenio a días de conmemorarse el 102º aniversario del mismo, con una charla abierta en el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) con Jorge Taiana, vicepresidente del Parlasur, Pedro Mouratian, experto consultor del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) y ex interventor del INADI, y Nicolás Sabuncuyan, director del Consejo Nacional Armenio de Argentina, y la participación de la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y organismos de derechos humanos, además, adhirieron Asociación Cultural Armenia, Unión Juventud Armenia de Sudamérica, Asociación Civil Armenia de Beneficencia para América del Sur (HOM), Union General Armenia de Beneficencia-Unión Cultural Armenia, Juventud de la Unión Cultural Armenia, Centro de Ex Combatientes Islas Malvinas de La Plata (CECIM), Remo Carlotto Diputado Nacional, Paula Penacca Legisladora de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, José Cruz Campagnoli Legislador de la Ciudad de Buenos Aires.
«Recién en 1985 se habla por primera vez de Genocidio Armenio cometido por los turcos en Naciones Unidas. ¿Por qué sucede eso? Por razones políticas. Por el negacionismo de Turquía y su peso político», dijo Jorge Taiana. «Esta ley tiene sentido de hacer justicia a un hecho horroroso que sucedió, es parte de una política internacional de reconocer violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos. Segundo, es un reconocimiento a una comunidad importante como fue la diáspora del pueblo armenio que llegó a Argentina, y como argentinos y descendientes de armenios reclaman y sienten la necesidad de una reparación, una identificación, algo que fortalezca su identidad histórica, que se le suma el hecho de haber sufrido un genocidio. El tercer elemento, que tiene que ver con toda la sociedad argentina, es esta idea de que es en ‘defensa propia’, en defensa de todas las personas que sienten que por ser distintos, en este caso por nacionalidad, están sometidas a un peligro».
«El mensaje que da esta ley, que fue aprobada por todos los bloques, es una muestra de lo que los argentinos queremos ser como identidad, una sociedad abierta que acepta al diferente, que convive y que cree que en esa diversidad está una de sus mayores riquezas», cerró el vicepresidente del Parlasur.
«Es una lucha que no termina, como no termina la lucha armenia por el reconocimiento de sus muertos», planteó Estela de Carlotto. «Los organismos de derechos humanos no hemos sido indiferentes a los pueblos hermanos y aún hoy en día seguimos en contacto con otras poblaciones que en este momento están sufriendo persecución y muerte. Nos llaman a los argentinos para asistir, como un ejemplo de lucha que no claudicamos a pesar de los miedos y de los riesgos. El pueblo armenio, la gente armenia que vive en nuestro país son nuestros grandes amigos: gente de paz, de cultura y de historia. Se logró el reconocimiento argentino a ese genocidio, un avance muy importante donde nos involucramos todos».
«La ley, a diferencia de las resoluciones, nos iba a permitir como comunidad dejar sentadas las bases para las políticas públicas que tienen que ser implementadas desde el Estado para que no vuelvan a ocurrir hechos como este. Había que pensarla desde otro lugar, no solamente desde la condena y el recuerdo del genocidio, sino también para qué se podía aplicar», marcó Pedro Mouratian, subrayando la importancia del contexto en el que se aprobó la legislación. En contraposición, recordó el veto del expresidente Carlos Menem a un reconocimiento similar que había sido aprobado por el Congreso durante su mandato.
«¿Por qué hay que seguir sosteniendo la ley? Lo cierto es que pueden existir políticas regresivas, por eso las sociedades deben estar atentas para que ninguna medida que se tome pueda ser regresiva en materia de derechos humanos, como en este caso. El tema del Genocidio Armenio es un tema que a determinados sectores de la sociedad les molesta, no por los armenios o el genocidio en sí, sino porque eso afecta otros intereses que no son propios de nuestro país, y que eso puede llegar a modificar las políticas que se llevaron adelante hasta este momento», agregó Mouratian.
Al dirigirse a los alumnos de los secundarios, Nicolás Sabuncuyan comentó que ellos eran «de las primeras camadas que incorporaron en su educación las temáticas de derechos humanos, no por vocación docente sino por definición estatal». «En cada genocidio no se ocuparon solamente de llevarlo adelante los sectores gobernantes, las fuerzas armadas o la policía. Hay una sociedad que por complicidad, silencio, terror, los habilitó. Todas las partes se involucran en lo que sucede, son cómplices, parte de la resistencia o de la mayoría silenciosa. No pueden ser ajenos. Si pensamos de conjunto en lo que sucedió en el caso armenio, en otros genocidios y en el caso argentino, lo que tenemos que pensar es cómo en la sociedad, desde el lugar que integremos, estos temas los vivimos como algo cotidiano», reflexionó Sabuncuyan.
«Lo que tenemos que pensar es cuál puede ser nuestro rol activo para que esto no vuelva a suceder no solamente recordándolo en un acto, una materia o una marcha, sino también en la vida cotidiana. Cuando se produce la alianza de los poderosos para cometer un genocidio, todos están conscientes de lo que están haciendo. Los que en general estamos parados del lado de las víctimas y los vulnerables, no podemos esperar a que esto suceda para unirnos, tenemos que tener una activa militancia sobre estos temas», cerró el director del Consejo Nacional Armenio de Argentina.
Con la presencia de un auditorio lleno de estudiantes de colegios de la comunidad armenia de Buenos Aires en la Casa por la Identidad de Abuelas de Plaza de Mayo, el Espacio Memoria y Derechos Humanos presentó un material audiovisual elaborado por el organismo. Además, el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural, Claudio Avruj, envió un mensaje de apoyo a la actividad.
Sobre el final, los estudiantes hicieron una ronda de preguntas y debate y el Consejo Nacional Armenio cerró el acto haciendo entrega de reconocimientos a organismos de Derechos Humanos, en el marco de las distinciones que realizará durante el año a personalidades e instituciones que acompañaron el proceso de gestación y sanción de la Ley 26.199 y la Causa Armenia.
En esta oportunidad, se le entregó a Jorge Taiana, quien era canciller en el momento de la sanción de la ley, a la Fundación Memoria Histórica y Social, al Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Asociación Buena Memoria, HIJOS y Abuelas de Plaza de Mayo.
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