El viernes 1º de septiembre se cumplen 30 años de que el ex presidente Raúl Alfonsín reconociera el Genocidio Armenio. Alfonsín pronunció un discurso ante la comunidad armenia que los convirtió en el primer mandatario de nuestro país en condenar públicamente este delito de lesa humanidad perpetrado por el Estado turco.
En 2015, en el marco del Centenario del Genocidio Armenio, la comunidad homenajeó al primer mandatario de la recuperación democrática con una placa conmemorativa en la sede Eduardo Seferian de la Asociación Cultural Armenia, el mismo sitio donde se llevó a cabo el reconocimiento en 1987.
A continuación reproducimos las históricas palabras de Raúl Alfonsín del 1º de septiembre de 1987, que evidencian su ponderación de la ética y la moral en las Relaciones Internacionales, aún en un contexto de suma debilidad de la Nación:
«Sé muy bien que sus padres, sus abuelos, o a lo mejor ustedes mismos, han llegado a nuestra tierra empujados por acontecimientos dolorosos en momentos durísimos, quizás de los más duros que ha debido sufrir un pueblo todo, como fue el Genocidio de los años 1915 a 1917.Estamos en un país en el que están respetados los derechos humanos y es uno de ustedes el que desde la Justicia, como corresponde, vela por el cumplimiento de todas las normas de un Estado de derecho”.
«No se puede hablar de derechos humanos sin hablar de León Carlos Arslanian, ese gran juez argentino que tanto hizo por los derechos humanos y que tan bien ha hecho quedar a la comunidad armenia en la Argentina. En lo que a mí respecta, creo que lo mejor de ustedes está en este sentimiento del alma. No es odio, ni revancha siquiera. Es la necesidad imperiosa que uno siente de que se reconozca un hecho que ha pasado, que ha lastimado a todo un pueblo, que ha herido a toda una civilización como fue lo que ha ocurrido con Armenia».
«Es incomprensible la actitud de Turquía. ¿Cómo va a negar la evidencia? Nadie se ha sentido menoscabado y humillado cuando se ha perdido perdón en la Argentina. Los militares pidieron perdón por lo que hicieron a través del terrorismo de estado. La iglesia argentina pidió perdón porque sostuvo que no había hecho todo lo posible para combatir ese terrorismo de estado. Creo que se levantaron a si mismo. No significó una humillación, sino algo que hemos ponderado los argentinos. Lo mismo, pienso yo, puede suceder en el mundo si el gobierno turco, si el pueblo turco reconocieran lo que todos sabemos. Lo que sabe la historia, lo que se sabe en todo el mundo. Y dijera: sí señor, hemos hecho esto. Nos arrepentimos, como hicieron los propios alemanes, con la matanza de los judíos. Si hicieran esto, nadie resultaría más beneficiado, a mi criterio, que la propia Turquía. Sobre todo, serviría para calmar posible inquietudes graves que se tienen hoy en Armenia. Ustedes, que miran para adelante como aquí se ha dicho, están ganando ya la batalla. No porque quieran destruir a Turquía; sino porque Turquía va a tener que reconocer esto si quiere ser un país respetado en el ámbito del mundo civilizado. Es indispensable que nos demos cuenta de lo que ustedes han hecho, acá en la Argentina».
«Lo importante es comprender que este es un camino inexorable, que no debe transitarse a través del odio. Es una obligación por parte del pueblo armenio luchar para lograr ese reconocimiento de un genocidio que nadie duda que se ha producido».
«Es un hecho histórico absolutamente irrebatible, por otra parte. Creo que la batalla está ganada. Ustedes están triunfando. Tendremos problemas para la sanción de alguna de las cámaras de un proyecto de ley en los Estados Unidos. Vemos al actual presidente (G.Bush), de quién veremos pronto su estrepitosa caída en los Estados Unidos; discúlpenme ustedes van a triunfar por perseverancia, por esfuerzo, por trabajo, por dedicación, por esa fuerza espiritual que les da la necesidad de defender la historia, de defender a sus abuelos muertos y a tanta gente que ha sufrido el dolor tremendo de estas vejaciones absurdas que se producen en este siglo corto, un siglo tremendo de catástrofes… Que se acabe ese cinismo que siempre empieza con la indiferencia. Por encima de todo, que se vuelva a hablar de ética y de moral en el mundo… No hay posibilidad de una paz en el mundo sino hay primero ética, sino no reconocemos primero la necesidad de luchar solidariamente por los países que menos tienen y luchar contra todos los genocidios que se han producido en el mundo. Muy particularmente, por este que yo creo es el único que todavía no ha sido admitido. Turquía lo hará y todos lo aplaudiremos. Tengan la seguridad. Muchas gracias”.