El Consejo Nacional Armenio expresa su preocupación por la sucesión de hechos, de carácter muy significativos ellos, que continúan alterando y atentando a la vida democrática en dicho país. Más aún, cuando los autores materiales de este condenable crimen todavía no tienen sentencia firme y no son buscados los ideólogos.
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Los sucesivos sobresaltos que recibe la democracia y la vida interna de ese país, golpean fuertemente y afectan sensiblemente a la imagen que Turquía desea transmitir al mundo a través de su política exterior.
El reciente asesinato del periodista turco Cihan Hayirsevener en Bandirma, editor jefe del periódico Guney Marmarada Yasam, exige la enérgica condena a la continua violencia que amenaza y restringe la libertad de expresión en Turquía, sumando sin reparo alguno, más y más víctimas.
Es imprescindible realizar un análisis sobre los contradictorios mensajes que envia el gobierno turco interna y externamente, y como afecta ello a la sociedad, incitando a peligrosas expresiones de intolerancia tales como las que se observan.
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Esta última etapa de Turquía, considerada por algunos como de refundación de un Estado democrático capaz de cambiar su actualidad y la realidad de toda una región, sólo es una fachada que sirve para satisfacer livianamente las exigencias de la Unión Europea y seguir teniendo el apoyo de los Estados Unidos.
Nada ha cambiado para las minorías en Turquía, a pesar de los anuncios del gobierno de levantar restricciones legales a la libertad religiosa, o de la “apertura democrática†impulsado como mensaje de paz y democracia hacia los kurdos. Prueba de ello son las múltiples barreras burocráticas que soportan las minorías que les impiden practicar libremente su fe o la proscripción del partido kurdo DTP y el BDP sufriendo más de ochenta detenciones entre militantes, ex diputados y ex alcaldes por cuestiones políticas.
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Reivindicamos la memoria de hombres que con la fuerza de sus valores y sus convicciones quisieron contribuir en construir una sociedad mejor, lejos de la mentira, como Hrant Dink luchando contra el negacionismo turco del Genocidio Armenio o como Cihan Hayirsevener denunciando la nociva corrupción, y como tantos otros que desde su lugar sólo intentan realmente y sin ficciones, encaminar a la sociedad turca a una concreta transformación, lejos del caprichoso juego de apariencias que propone su gobierno hacia fuera, pero que nada hace para que valores como verdad, justicia, tolerancia y respeto a la diversidad, echen raíces y sean los pilares de un cambio real.