Los derechos humanos y el genocidio armenio- Por Ben Whitaker

«Quisiera comenzar expresando mi enorme alegrí­a de estar aquí­, en la Argentina democrática. Además quisiera expresar mi admiración y mi agradecimiento al gobierno argentino por su apoyo a los derechos humanos, y especialmente a mi amigo Leandro Despouy. Ojalá hubiese mas paí­ses y más expertos como ellos».
Quisiera comenzar con tres comentarios generales sobre los derechos humanos. Primero, creo que es esencial hacer que la aplicación y la vigencia de los derechos humanos se logre a nivel internacional, porque un sistema legal internacional adecuado es la única forma de impedir la violencia. Recuerdo las palabras de Gandhi que decí­a: “El ojo por el ojo termina encegueciendo a todo el mundo”.
El segundo concepto que quiero subrayar es que creo esencial que los derechos humanos siempre sigan siendo imparciales, porque seria fatal que se convirtiesen en un “fútbol polí­tico”.
El tercer principio es que, como hoy todo el mundo habla de los derechos humanos polí­ticos, hay que tener en cuenta también la importancia de los derechos humanos a nivel económico. Realmente no creo que haya conflicto entre ambos; se ayudan, se apoyan mutuamente. Por ejemplo, si tenemos una prensa libre, podemos ventilar la corrupción a nivel de las autoridades, y si tenemos elecciones libres podemos lograr la reforma social, por ejemplo la reforma agraria, que es muy importante para la justicia social.
Con relación al genocidio armenio, realmente hice muy poco, y lo que hice debí­a haberse hecho hace mucho tiempo y el éxito que se logró fue un buen ejemplo de la cooperación angloargentina. Ninguna persona imparcial que haya estudiado la evidencia del genocidio puede dudar que un 40% de la población armenia fue ví­ctima del mismo. Además, la evidencia ha sido corroborada por los diplomáticos de Alemania y de Austria, que eran aliados de Turquí­a en esa época, y por los juicios que se les siguieron a algunos de los culpables, aunque hoy en dí­a ya han sido olvidados.
Veamos ahora que lecciones podemos obtener para el futuro. Primero, quiero señalar que un historiador español dijo: “Aquellos que no han aprendido la historia corren el riesgo de repetirla”. Pero los criminales turcos que cometieron este genocidio, lamentablemente no están solos en la historia. Habitantes de Europa cometieron genocidio contra habitantes de Norte y Sur América. Mis propios ancestros, en Gran Bretaña, cometieron terribles crí­menes contra distintas poblaciones, incluyendo contra irlandeses. Y, recientemente, el holocausto de los judí­os por los nazis.
Por lo tanto, la lucha del pueblo armenio en pro de la verdad y de la justicia es parte de la lucha de toda la humanidad en pro de los derechos humanos. Un poeta ingles dijo: “Ningún hombre es una isla, y cuando suenen las campanas de la muerte, no preguntes para quien suenan, suenan para todos”. En el mismo sentido, la tragedia de los armenios, de los judí­os, no son cosas aisladas, sino que conciernen a todo el mundo.
Por lo tanto, sugiero que los armenios se unan en coalición, para luchar a favor de los derechos humanos de todos los pueblos del mundo.
Aunque los armenios están admirablemente organizados, creo que son demasiado pocos como para ganar solos, ya que los enemigos de los derechos humanos son muchos, están bien organizados y son pudientes. El gobierno turco, por ejemplo, gasta en la actualidad seis millones de dólares para influenciar a los miembros del Congreso norteamericano. Creo que lo mejor que pueden hacer los armenios es buscar aliados, hacer alianzas con otros grupos que también estén luchando a favor de sus derechos humanos, y así­, todos juntos van a poder ganar.
Hay varios grupos de armenios en EE.UU. que luchan en ayuda de la causa de los negros de Sudáfrica, de las ví­ctimas de Medio Oriente y de América Central.
Otra sugerencia que quisiera hacer es que, mancomunadamente, trabajemos a favor de una corte internacional de derechos humanos. Esto es para actuar como un factor de disuasión en cuanto a desviaciones futuras y también para otorgar, si fuese posible, reparación, ya sea a las ví­ctimas o a sus familias.
Lamentablemente, en este momento, las Naciones Unidas están bajo el ataque de sus propios enemigos. Espero que teniendo en cuenta todas las fallas de las Naciones Unidas , igual nos ayuden a salvarla.
Otro aspecto muy importante en el campo de los derechos humanos es que tenemos que hacer hincapié en el hecho de que los que infringen los derechos humanos son responsables individualmente. En los juicios de Nuremberg se estableció el principio “Ordenes superiores nos son una defensa valida”, por lo tanto no puede haber excusa para el que tortura, ni para el guardián de una cárcel, ni para el policí­a, ni para el medico, ni para muchos mas jefes de las Fuerzas Armadas. Ninguno de ellos deberí­a poder admitir que solo se manejó obedeciendo ordenes, y espero que más adelante se convierta en ley el principio aplicable tanto a las fuerzas británicas que luchan en Irlanda como a los paí­ses de América Latina.
Para finalizar, creo que el mejor homenaje que pueden rendir a las ví­ctimas del genocidio armenio, es tratar de lograr que en el futuro se impida una repetición de cualquier genocidio. Pero, en contraste, si no hacemos nada o no hacemos lo suficiente, el riesgo es que esto se pueda repetir en el futuro. Unámonos. Sigamos adelante hasta conseguir la victoria.

2 de Diciembre de 1986
Diario Armenia