Desde el inicio de la crisis en Siria a comienzos de 2011, la histórica comunidad armenia de ese país ha sufrido -al igual que sus conciudadanos- las consecuencias de una tragedia humanitaria de brutal magnitud, que se ha cobrado más de cien mil vidas y obligado a escapar del país a dos millones de personas.
En ese escenario, y en la medida en que el conflicto alcanzó las ciudades habitadas por armenios (especialmente Alepo) y cobró ribetes religiosos y étnicos, la situación de los cien mil armenios de Siria se tornó aún más vulnerable. La destrucción de los barrios armenios, los secuestros, asesinatos y ataques contra miembros de la comunidad -y contra los cristianos en general- han ido en aumento desde entonces. En la actualidad, el aislamiento, las dificultades para conseguir alimentos y medicinas, y el riesgo permanente de un recrudecimiento de los enfrentamientos en las zonas pobladas por armenios son los principales desafíos que enfrenta la comunidad local, que ha tomado la decisión de resistir y mantenerse en la tierra que los acogió casi cien años atrás, en los destinos finales de las caravanas de la muerte ordenadas por el Estado Turco.
El mismo Estado, la actual Turquía, ha desempeñado un rol desestabilizador en la región, permitiendo y alentando el ingreso de rebeldes y armamentos al territorio sirio, para prolongar el enfrentamiento con el gobierno, desangrando a Siria en una prolongada agonía.
El Memorial de los Mártires del Genocidio Armenio en Der Zor, que recoge los restos de los asesinados en 1915, fue alcanzado por los ataques y parcialmente destruído. Igual destino han sufrido los templos, escuelas y gimnasios que la comunidad armenia construyó con su esfuerzo sostenido durante un siglo.
Frente a esta situación crítica, la comunidad ha estructurado la asistencia de las necesidades de sus integrantes, en materia de alimentación, vivienda, asistencia médica y frente a emergencias, a través del esfuerzo mancomunado de sus organizaciones.
Desde Armenia, Nagorno Karabagh y la diáspora se han redoblado los esfuerzos para apoyar en este difícil momento a los armenios de Siria, y asegurar su supervivencia en momentos en que se encuentra bajo amenaza la existencia misma de una de las mayores y más antiguas comunidades armenias del mundo.
De forma coherente con el trabajo realizado durante el 2013, el Consejo Nacional Armenio de Sudamérica realizó el 8 de enero en Punta del Este una cena benéfica, destinando todo lo recaudado en esta oportunidad a asistir a la comunidad armenia de Siria. La organización del evento estuvo a cargo del Consejo Causa Armenia de Uruguay y participaron miembros de las colectividades armenias de Argentina, Uruguay y Brasil.
Durante el evento, que contó con la presencia del Prelado de la Colectividad Armenia del Uruguay, Arzobispo Hagop Kelendjian y el Embajador de la República de Armenia, Vahagn Melikian, se proyectó un video explicativo sobre la realidad de los armenios que viven en Siria, especialmente en Alepo, y el Director del CNA de Sudamérica, Alfonso Tabakián, sobre aspectos generales de la Causa Armenia en la región sudamericana.