El diez de junio se conmemora en la República Argentina el Día de la afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico. Esta fecha fue instituida en homenaje a la creación en 1829 de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y las adyacentes al Cabo de Hornos por parte del Gobierno de la provincia de Buenos Aires, y la designación de su comandante Luis María Vernet. Como es de público conocimiento, este año la fecha tuvo la singularidad de ser acompañada por la inauguración por parte de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner del Museo de Malvinas. En el acto de inauguración, la Presidenta acompañada por funcionario nacionales, organismos de Derechos Humanos y referentes políticos y culturales. El museo, dirigido por Jorge Giles, funciona en el predio de la ex ESMA y depende del Ministerio de Cultura de la Nación.
Ahora bien, este año en la República de Armenia, el 10 de junio no pasó inadvertido. En Ereván, se presentó “Malvinas”, un libro de Mario Sampaolesi, traducido al armenio. Este poema publicado en Argentina en 2010, funcionó como un vehículo para acercar desde el plano cultural al pueblo armenio a esta justa causa. A su vez, el jueves 19 de junio se presentará esta traducción en la Biblioteca Nacional de Buenos Aires, en la sala Augusto Cortázar, a las 19 horas. Durante el encuentro, declarado de interés por el INADI, el autor junto a Ana Arzoumanian leerán fragmentos de la obra.
La causa de Malvinas no pasa inadvertida para ningún pueblo que haya sufrido en carne propia la vulneración de sus derechos territoriales. Malvinas y la República de Nagorno-Karabaj constituyen dos casos diferentes, con reivindicaciones basadas en principios del derecho internacional distintos pero con un hecho fundamental en común: se trata de reclamos de soberanía que en función del doble rasero de sectores de la comunidad internacional con intereses específicos no son debidamente escuchados. Al mismo tiempo, teniendo en cuenta que en ambos casos, a pesar de su carácter histórico, poseen una innegable actualidad, es interesante destacar algunos conceptos de la Presidenta desarrollados durante la inauguración.
Por un lado, expresó que «la historia es una sola y no se puede separar, no se puede tomar la historia como beneficio de inventario» al justificar el emplazamiento en el Espacio por la Memoria, antiguamente un centro clandestino de detención. Remarcó, asimismo, el carácter profundamente político del museo, que se evidencia en los espacios dedicados a las tres plazas significativas para el pueblo argentino de 1982, la del 30 de marzo, del 2 de abril y del 14 de junio de 1982, y al mismo tiempo un espacio para los vestigios de colonialismo en el mundo. Y, fundamentalmente, que Argentina «es un país de paz, que en su historia ha hecho de la paz una diplomacia», un país donde «hay un compromiso definitivo de la Argentina de que la soberanía se construye solo sobre las ideas de la paz, la memoria y la democracia».
En tiempos donde Turquía y Azerbaiyán, dos estados negacionistas del genocidio contra los armenios, intentan deformar la memoria para ocultar sus crímenes ante los ojos de la opinión pública, el CNA de Sudamérica considera que la inauguración del Museo de Malvinas es una herramienta muy poderosa para la reivindicación de la causa de Malvinas, Causa Nacional y a la vez Latinoamericana, pero fundamentalmente para reflexionar acerca de conceptos como memoria, democracia, paz y soberanía. Es por esto que el puente tendido a través del poema “Malvinas” con su doble presentación en Ereván y Buenos Aires no podía ser más oportuno, y seguramente sentará las bases para futuros intercambios.