El Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur fue sede el sábado 19 de noviembre de una charla titulada «Derechos humanos, comunidades y territorios», en el que participaron el director del museo, Federico Lorenz, Khatchik DerGhougassian, profesor de la Universidad de San Andrés y presidente de la Fundación Consejo Nacional Armenio, y el licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Siglo 21, Agustín Analian. El panel se realizó en el marco del Día de la Soberanía Nacional, en el que hubo dos jornadas de intensas actividades.
Juan Manuel Peralta, integrante del Área de Investigación del Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, ofició de moderador. Una vez presentado el panel, leyó la adhesión de la Cátedra Armenia de la Universidad Nacional de Rosario.
Federico Lorenz abrió la charla haciendo un paralelo con la lucha de los armenios contra el negacionismo. En ese sentido, señaló que «buena parte de la historia del reclamo argentino tiene que ver con ir en contra de lo que las estructuras internacionales y las potencias han sostenido que es una situación de hecho, y que no se ha podido revertir a pesar de una decena de pronunciamientos de Naciones Unidas al respecto».
«Para los argentinos, Malvinas es una cuestión de identidad nacional», afirmó Lorenz, quien recordó que «hasta la guerra del ’82, el gobierno británico había dado una disputa por el territorio». «Argentina nunca negó los derechos de los habitantes de las islas: la disputa por la soberanía no es por las almas de los isleños, es por el territorio».
Mientras remarcó que «en Malvinas no hay una población originaria» ya que «son fundamentalmente habitantes que circulan periódicamente entre la metrópolis y las islas o descendientes de aquellos que llegaron después de la ocupación militar británica en la primera mitad del siglo XIX», el director del Museo Malvinas relató que «hay una cantidad de medidas que impiden a los argentinos instalarse en Malvinas: no podrían trabajar ni comprar tierras».
«La cuestión armenia ilumina nuestro caso por dos ejes. Uno que tiene que ver con la relación con los poderosos y cómo sostener algo que se considera justo -porque es justo- cuando el contexto parece negarlo. Tenemos muchísimo para aprender pero también para sentirnos parte de ese proceso, porque la sociedad argentina ha dado cabales ejemplos de dar esas discusiones simbólicas en condiciones de inferioridad y luego transformarlas en paradigma dominante, como con el movimiento de derechos humanos en Argentina», agregó Lorenz.
«Que la experiencia armenia haya entrado de la manera que entró en la historia Argentina y mundial no debe hacernos perder de vista que esto es un proceso dinámico. Por eso hoy estamos hablando en un lugar público, del Estado, temas que antes eran planteados como de minorías, excluyentes y que a ese lugar debían ser relegados», cerró el director del Museo Malvinas.
Agustín Analián previo a su exposición recordó que: «en 2014, el 10 de junio, Día de la afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Malvinas, Islas y Sector Antártico, en Ereván, se presentó “Malvinas”, un poema de Mario Sampaolesi traducido al armenio. Este libro publicado en Argentina en 2010, funcionó como un vehículo para acercar desde el plano cultural al pueblo armenio a esta justa causa. A su vez, el jueves 19 de junio de ese año se presentó esta traducción en la Biblioteca Nacional de la República Argentina, donde el autor junto a Ana Arzoumanian leyeron fragmentos de la obra». Acto seguido, entregó un ejemplar del libro en su traducción al armenio a Federico Lorenz, director del Museo.
Agustín Analian comenzó su ponencia con un relato histórico de las conquistas que sufrió Armenia y que «atentaron contra su autodeterminación, que generaron enfrentamientos, masacres, desplazados, refugiados y pérdidas territoriales que a lo largo de la historia el pueblo armenio reivindicó y que estuvo caracterizada por la ocupación de distintos imperios». Analian destacó que los armenios se refieren a algunos territorios del este de Turquía como «Armenia occidental», como un mensaje «de reivindicar el territorio que fue parte de la Armenia histórica, del tratado de Sèvres de 1920». Luego se refirió a la «conexión con el territorio» que tienen los armenios de la diáspora, que se refugiaron a causa del genocidio perpetrado por el Estado turco.
«La memoria para los armenios tuvo dos ciclos: la memoria traumática y la memoria activa. En la primera, relacionada con las primeras generaciones de refugiados, la memoria se redujo al ámbito interno e íntimo, al silencio y con una imposibilidad de elaborar el duelo. En el segundo período, la memoria activa, se toma de referencia el 50° aniversario del Genocidio Armenio en 1965, cuando la segunda generación plantearon estrategias para difundir lo sucedido y para tomar acciones programáticas para el reclamo del reconocimiento, que incluye las cuestiones territoriales», puntualizó Analian.
Por último, detalló el mapa de la República Armenia de 1918 -cuyo lema era «una Armenia libre, independiente y unida»-, que todavía tenía los territorios de Najicheván y Nagorno Karabaj, cedidos por la Unión Soviética a Azerbaiyán, en el caso de Karabaj, como región autónoma. Eso generó a partir de 1988 un movimiento para la liberación de Karabaj (o Artsaj, su nombre armenio), que desembocó en una «reacción violenta» de Azerbaiyán, primero con los pogromos, matanzas de armenios en las ciudades azeríes de Bakú, Sumgait y Kirovabad, y luego con la declaración de guerra contra Armenia y Nagorno Karabaj.
Khatchik DerGhougassian, por su parte, propuso una «mirada armenia» a la causa nacional de Malvinas y «desafió» al embajador de Azerbaiyán a que vaya a hablar sobre derechos humanos y Nagorno Karabaj en el propio Museo Malvinas, para luego destacar la importancia del encuentro entre dos pueblos para debatir la dicotomía sobre los principios de autodeterminación e integridad territorial, principios abstractos del derecho internacional «que nunca se aplican como tales porque todo es una lucha por el poder».
«Malvinas fue el fin de la Guerra Fría anticipada en Sudamérica. La Guerra Fría entendida como el enfrentamiento entre dos paradigmas -izquierda y derecha o mundo libre y mundo comunista- que fue importado por las élites locales con objetivos que tenían más que ver con su perpetuación en el poder que el propio enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética», señaló DerGhougassian, citando a su colega Juan Gabriel Tokatlian.
Sobre los caminos para resolver la cuestión, el profesor de la Universidad de San Andrés opinó que «la primera opción es lo que se intentó en la década de los ’90: poner la soberanía bajo un paragüas, tener una postura más pragmática, pensar en las relaciones y dar señales de predisposición por una pronta normalización. La otra opción es lo que llamo la causa nacional: la presencia de Malvinas como parte del ser nacional argentino, de una forma en que no es parte del ser nacional británico».
«Esta perspectiva de la causa nacional cambia totalmente la dicotomía entre el derecho de autodeterminación o integridad territorial. Posiciona a la Argentina en un lugar donde no olvidarse de Malvinas se transforma en una ‘memoria activa’ a largo plazo y se transmite de generación en generación», dijo DerGhougassian. «Es ahí donde hago el paralelo entre lo que muchos consideran una ‘utopía’ armenia, la recuperación de Armenia histórica», consideró, en relación con la gran diferencia entre la importancia económica y política de Turquía y un país como Armenia. Sin embargo, según DerGhougassian, nunca se pudo impedir esa lucha, que en Armenia tenía como símbolo el Monte Ararat, hoy localizado en Turquía pero que siempre fue considerado el símbolo más importante de la identidad armenia.
«Malvinas para la Argentina es como el Monte Ararat para los armenios. A largo plazo se va a recuperar, es un compromiso que se transforma en memoria y políticas activas», finalizó DerGhougassian.
Al cierre, el moderador Juan Manuel Peralta, explicó que «invitamos al Consejo Nacional Armenio de Sudamérica a participar de esta actividad porque creemos que tanto Malvinas como Nagorno Karabaj constituyen dos casos, si bien diferentes por principios del derecho internacional en que se fundan y por la naturaleza de las poblaciones que habitan en estos territorios, ambos comparten el ser reclamos de soberanía históricos con una actualidad innegable».
Una vez finalizada la actividad, Cesar Augusto Villamayor Revythis realizó una donación de dos obras, un dibujo y un grabado en linóleo, realizadas por su madre, la profesora María Tamara Revythis, para ser enmarcadas y expuestas en las oficinas del Consejo Nacional Armenio.