El 9 de diciembre de 1948 las Naciones Unidas aprobaron la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio que introdujo el concepto y la definición de genocidio. Al día siguiente, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por lo que desde 1950 se declaró el 10 de diciembre como el Día de los Derechos Humanos. Y desde el 9 de diciembre de 2015, por iniciativa de la República de Armenia, las Naciones Unidas conmemoran esa fecha como el Día Internacional de Conmemoración y Dignidad de las Víctimas del Crimen de Genocidio y de la Prevención de este Crimen.
En Argentina, el 10 de diciembre es asociado a la recuperación democrática, ya que fue el día elegido por Raúl Alfonsín en 1983 para asumir su mandato. En la etapa que se inauguraba era indispensable reafirmar el compromiso con la Declaración Universal. Y en ese duro momento, el gobierno tomaría decisiones soberanas en el plano internacional que daban cuenta de su compromiso, como la adhesión a la Convención contra el apartheid y la consecuente ruptura de relaciones con Sudáfrica, o el reconocimiento público, hace 30 años, frente a la comunidad armenia del genocidio perpetrado por el Estado turco. Ser consecuente en el plano interno y externo conlleva su precio, como testimonian quienes trabajaron para la sanción y promulgación de la Ley 26.199, cuya década hemos conmemorado durante 2017.
Trabajar contra el negacionismo es un proceso complejo pero los posicionamientos deben ser absolutamente claros, ya que cuanto más poder acumulan ese tipo de discursos más difícil es desarticularlas. En los casos donde es practicado estados, como sucede con la República de Turquía y de Azerbaiyán, parte de su política exterior está destinada a intentar condicionar sus relaciones con otros países en función de sus intereses negacionistas. El lobby de estos dos países, muy activo en Argentina, intenta desvincular la Convención de 1948 del genocidio armenio, a pesar de que éste haya sido, junto con la Shoá, la principal fuente de inspiración para el jurista Raphael Lemkin, que fue quien acuñó el término. Al no considerarla como la codificación de un delito preexistente, se limitan a señalar que lo que haya ocurrido con los armenios fue previo, desnaturalizando la finalidad del instrumento de la prevención y la sanción.
En nuestro país, este año las fechas mencionadas ratifican su universalidad y la importancia de su imprescriptibilidad a través de dos hechos trascendentes. Por un lado, la recuperación de la identidad de la nieta 126, Adriana Garnier, hija de Violeta Graciela Ortolani y Edgardo Roberto Garnier. Asimismo, la condena a 48 genocidas de la dictadura militar en la causa conocida como ESMA III, el proceso oral más largo de la historia argentina, supuso otro paso firme de nuestro país en el camino de verdad, memoria y justicia que viene transitando. Destaca en el pronunciamiento del tribunal la condena a los responsables de los ‘vuelos de la muerte’, mecanismo de exterminio que, al igual que las caminatas al desierto del genocidio armenio, se proponía no dejar rastros de las víctimas, arrojándolas drogadas en un sitio donde no pudieran sobrevivir: el río o el mar.
Sin embargo, cada dos años el 10 de diciembre cobra relevancia por uno de los aspectos formales de la democracia como es el recambio de autoridades, más que por las razones que llevaron a Alfonsín a vincularla en ese acto de asunción a los Derechos Humanos. Desde el CNA entendemos que estas fechas deben servir para ratificar que el compromiso de Argentina con esta lucha debe expresarse de manera coherente en el plano interno y en el externo, sin olvidar la ponderación de los Derechos Humanos en cualquier tipo de relación que se sostenga. Además, que el desarrollo de políticas de Estado en la materia, que trasciendan los niveles dispares de respuesta que han tenido los sucesivos gobiernos, debe realizarse con la inclusión plena de las organizaciones que impulsan esta agenda desde la recuperación democrática y que trabajan por la construcción de una sociedad que incluya los Derechos Humanos como valores fundamentales.
Consejo Nacional Armenio
Cuidad Autónoma de Buenos Aires, 11 de diciembre de 2017