Desde el viernes 21 de marzo, la ciudad siria de Kessab, ubicada a escasos kilómetros de la frontera con Turquía, y habitada mayoritariamente por armenios, fue atacada por rebeldes vinculados a Al-Qaeda, obligando a cerca de 670 familias armenias a refugiarse en la ciudad vecina de Latakia, para evitar una muerte segura.
Los rebeldes ingresaron desde Turquía con la complicidad del ejército turco -que controla los pasos fronterizos- e iniciaron el ataque contra los civiles armenios, destruyendo sus hogares y saqueando sus iglesias. Aquellos que no pudieron huir de la ciudad, han sido tomados como rehenes y permanecen hasta hoy en esa condición. Quienes consiguieron huir, se encuentran refugiados precariamente en las inmediaciones de la Iglesia Armenia de Latakia.
El derribo de un avión caza sirio que se encontraba defendiendo la ciudad, por parte del ejército de Turquía el pasado 23 de marzo, y el ingreso permanente de los rebeldes heridos a territorio turco, no dejan dudas del apoyo del gobierno del Primer Ministro Erdogan a esta campaña de exterminio contra los armenios de Kessab.
El Consejo Nacional Armenio de Sudamérica condena firmemente los ataques sufridos por la población de Kessab, y rechaza cualquier intento de continuar el plan genocida iniciado por Turquía hace un siglo atrás. En julio de 1915, toda la población de Kessab, unas cinco mil personas, fue deportada y asesinada. En la actualidad, el hostigamiento por parte de los grupos terroristas ha vaciado nuevamente a la ciudad de sus pobladores históricos, y la amenaza del exterminio se cierne una vez más sobre los armenios de Kessab.
Deseamos hacer un llamado de atención a los gobiernos de la región, a la comunidad internacional y a las organizaciones de Derechos Humanos sobre la necesidad inmediata de asegurar un retorno seguro a sus hogares para los habitantes de la ciudad, y denunciar las intervenciones desestabilizadoras de Turquía en un conflicto que ha sumergido a Siria en una prolongada agonía.