Turquía muestra nuevamente su verdadera esencia
La decisión del Presidente de la República de Turquía de convertir la Hagia Sophia en Constantinopla (que es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO) en una mezquita, muestra la verdadera esencia de las autoridades turcas. Contrariamente a sus obligaciones internacionales, el gobierno turco, por un lado, ignora sus obligaciones internacionales y, por otro lado, demuestra a nivel estatal su política extremadamente peligrosa de civilizaciones artificialmente opuestas.
En este sentido, condenamos este paso del gobierno turco, lo vemos no solo como un paso contra los derechos de la Iglesia Ortodoxa Griega, sino también como un paso que viola los derechos y los sentimientos nacionales de las minorías nacionales y religiosas que viven dentro de las fronteras de facto de Turquía.
No es accidental que desde el día de la fundación de la República de Turquía haya continuado y continúe su política de vandalismo anti armenio, que se evidencia por la destrucción o distorsión del patrimonio cultural dentro de las actuales fronteras de facto de Turquía, especialmente en los territorios ocupados armenios. Y en el caso especial, cuando Turquía reformó un monumento armenio, la Iglesia Surb Khach en la isla Akhtamar, uno de los magníficos monumentos de la arquitectura medieval, convirtiéndolo en museo y prohibiendo la celebración de ceremonias religiosas allí.
Es de destacar que la iglesia de Santa Sofía también tuvo el estatus de museo durante 75 años, pero por decisión puramente política recibió el estatus de mezquita. En este caso, la Iglesia de la Santa Cruz en Akhtamar no está a salvo de tal destino.
Además, en paralelo con su política heterogénea, Turquía continúa sus aspiraciones más fanáticas, que recientemente se han manifestado por el crecimiento del factor desestabilizador turco en los territorios de los países vecinos.
La política destructiva de Turquía, que amenaza seriamente la estabilidad regional, es especialmente evidente en sus relaciones con Armenia, como lo demuestran los informes periódicos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Turquía, mezclados con enfoques anti-armenios y anti-Armenia.
Para desviar la atención de la comunidad internacional de sus políticas y medidas xenófobas, Turquía culpa a Armenia e interviene en un tema que no le concierne, como es el conflicto de Karabaj, alentando la agresión de las fuerzas armadas azerbaiyanas hacia la frontera estatal de la RA. A este respecto, destacamos que Turquía, que ha adoptado una postura hostil hacia la República de Armenia desde el primer día de su independencia, no tiene derecho a predicar «buenos modales» a Armenia. Además, la implementación de hostilidades realizadas por Azerbaiyán y alentadas por Turquía, definitivamente desestabilizará la región; pueden tener consecuencias impredecibles
La comunidad internacional reaccionó negativamente al movimiento de Turquía para cambiar el estado de Hagia Sophia, pero basándose en consideraciones geopolíticas, no tomó medidas serias y realmente restrictivas contra Turquía, especialmente en el sistema de valores cristianos, para evitar que el status quo se viera socavado.
El Consejo Nacional Armenio Mundial, en cooperación con sus filiales en todo el mundo, continúa prestando mucha atención a las políticas anti-armenias y xenófobas de Turquía y tomará las medidas concretas para contrarrestarlo.
Consejo Nacional Armenio Mundial
15 de julio de 2020