24 de marzo de 2022
Durante la tarde del 24 de marzo, tropas azeríes avanzaron y ocuparon el pueblo de Parukh, en la región de Askeran, expulsando a sus habitantes.
Este es uno más de los tantos ataques sufridos por la población de Artsaj, que desde el inicio de la guerra en septiembre de 2020, a pesar del alto al fuego firmado, continúa siendo atacada y amenazada por las tropas azeríes. Solo en el último mes el ejército de Azerbaiyán bombardeó pueblos, disparó contra civiles y cortó el suministro de gas con temperaturas bajo cero, imposibilitando el funcionamiento de hospitales, colegios y dejando a los hogares a merced de las heladas.
Con cada evento global que distrae la atención de la comunidad internacional, el régimen de Aliyev aprovecha para continuar su proyecto de limpieza étnica, hostigando, masacrando y expulsando a los armenios de Artsaj. Lo hizo durante la pandemia en 2020, en la guerra de los 44 días y lo hace ahora con el conflicto en Ucrania, al igual que el Estado Turco, socio y aliado de Azerbaiyán en esta ofensiva, utilizó la primera guerra mundial para encubrir el genocidio armenio.
Como en 1915, el objetivo implica no sólo eliminar físicamente a los armenios, sino cualquier vestigio de su presencia en la región, destruyendo un patrimonio cultural milenario.
Frente a la grave crisis humanitaria que el estado azerí está provocando, desde el Consejo Nacional Armenio entendemos que es necesario que todos, y en particular los Estados y Organismos Internacionales, alcen la voz condenando a Azerbaiyán, exigiendo el cese de hostilidades y apoyando a la República de Artsaj en sus legítimos reclamos.
Consejo Nacional Armenio de Sudamérica