En respuesta a las declaraciones del Primer ministro turco, el canciller armenio Eduard Nalbandian lo acuso de ser un incendiario político, «Con declaraciones de ese tipo comenzaron los sucesos que culminaron con el genocidio de los armenios en 1915» sentenció el canciller armenio.
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Cabe destacar que en las últimas semanas el Parlamento Sueco y la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes del Congreso de los Estados Unidos, aprobaron resoluciones reconocen como genocidio la masacre de armenios cometido por el Estado turco durante la Primera Guerra Mundial. En respuesta a estas resoluciones el gobierno de Ankara retiro a sus embajadores en Washington y Estocolmo como demostración de protesta.
Turquía lejos de esa imagen ficticia creada para el mundo como puente entre oriente y occidente, parece perder la calma y tensa las relaciones diplomáticas intimidando a los Estados que están en proceso o han reconocido el Genocidio Armenio.
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Hoy a 95 años de haber perpetrado el primer genocidio del Siglo XX, el Estado turco continúa con una política negacionista del crimen cometido y mediante amenazas e intimidaciones intenta silenciar declaraciones que simplemente exhortan a hacer uso de la experiencia de las atrocidades vividas del pueblo armenio como prevención para impedir futuros crímenes de lesa humanidad.