Nuevamente, al igual que con los protocolos en 2009 y la firma del acuerdo tripartito del 9 de noviembre para poner fin a la guerra, nos encontramos ante negociaciones a espaldas del pueblo.
Como en el año 2020 ninguna de estas determinaciones, fundamentales para el presente y futuro de la nación, atraviesan ninguna instancia de consulta o revisión institucional que cuente con mayor representatividad que la del actual gobierno.
No solo comprometen el futuro de todos, tanto en Armenia como en Artsaj, si no también dejan a la República de Armenia en una situación de extrema vulnerabilidad.
Es difícil creer que la nueva propuesta, emanada desde Turquía y con acuerdo de Azerbaiyán, tenga en su agenda los intereses de la nación Armenia.
Cualquier normalización de la relaciones con Turquía debe estar fundada en el reconocimiento de su responsabilidad histórica como perpetrador del Genocidio Armenio, junto a las reparaciones que ese reconocimiento implica, el derecho del pueblo de Artsaj a ser independiente, y el cese de políticas de estado negacionistas y armenofóbicas.
Recordemos que durante la firma de los protocolos las precondiciones dictadas desde Ankara a la hora de sentarse a negociar el establecimiento de vínculos diplomáticos y comerciales implicaban el abandono de todos los reclamos históricos que sostenemos desde Armenia y la diáspora desde hace más de un siglo
Pretendían someter el genocidio armenio a un estudio académico, como si fuera discutible su veracidad, el reconocimiento de las actuales fronteras y la renuncia a cualquier futuro reclamo de reparaciones, además de entregar la República de Artsaj a Azerbaiyán, ignorando la lucha y los legítimos derechos defendidos por sus habitantes, condenándolos a las políticas de limpieza étnica propias del gobierno de Aliyev.
Hoy, con un escenario global diferente y mucho más adverso para Armenia, estas propuestas podrían encontrarse nuevamente sobre la mesa
Contrario a lo que el gobierno Armenio esperaba, así como la firma del acuerdo del 9 de noviembre no trajo ni paz ni estabilidad, cabe preguntarse si la normalización no provocara una situación de mayor debilidad.
Desde el Consejo Nacional Armenio sostenemos que, los mismos estados que hace poco más de un año iniciaron una ofensiva a gran escala contra Artsaj, invaden y ocupan la República de Armenia, hostigan y atacan sus pueblos fronterizos, mantienen cautivos y torturan prisioneros de guerra y civiles, en tanto sostengan esas acciones, no pueden ser interlocutores confiables.
Consejo Nacional Armenio de Sudamérica
15 de diciembre de 2021